EN «MODERN GUILT» EL CANTANTE DE LOS ÁNGELES CONFIRMA SU GRAN TALENTO COMO INNOVADOR
Y Beck sigue sorprendiéndonos con su mundo decadente
Desde los días de Sea Change, el trabajo emocionalmente más majestuoso de Beck, la cantante de Los Ángeles había llegado a una encrucijada. En 2002 se enfrentó a muchas opciones para elegir. ¿Qué dirección podía tomar alguien como él que, en sus 15 años de carrera, había sacudido violentamente los cimientos de la música pop? ¿Quién había transformado el folk americano tradicional en algo inaudito y había hecho lo mismo con el dance, el indie rock, la psicodelia, el hip hop, el uso de samples y el cut and sew? Güero y The Information, los álbumes que siguieron, rompieron las expectativas de todos. Ahora Modern Guilt, producido por la mitad de Gnarls Barkley, Danger Mouse, te dejará perplejo en las primeras escuchas. Su apariencia superficialmente Io-fi, con las guitarras deslizantes de visión del desierto de los huérfanos de apertura, te hará creer que Beck ha vuelto a (sus) raíces. Danger Mouse hace su trabajo, pero no altera la idea musical de Beck. Está presente, pero no sustituye al maestro que dirige. Y luego, poco a poco, uno se da cuenta de lo complejas que son las texturas de Modern Guilt: Gamma Ray arranca brusco y distorsionado con una línea de bajo, guitarras y swing sesentero: está claro que Beck todavía sabe divertirse. Pero su verdadera fuerza no está tanto en inventar melodías familiares, diferentes e irresistibles (Walls, con la contribución vocal de Cat Power, se construye sobre orquestaciones casi balcánicas, Volco.no es solemne como un track de Sea Change), sino en aligerar un atmósfera decadente con su maestría pop. pero no altera la idea de música de Beck. Está presente, pero no sustituye al maestro que dirige. Y luego, poco a poco, uno se da cuenta de lo complejas que son las texturas de Modern Guilt: Gamma Ray arranca brusco y distorsionado con una línea de bajo, guitarras y swing sesentero: está claro que Beck todavía sabe divertirse. Pero su verdadera fuerza no está tanto en inventar melodías familiares, diferentes e irresistibles (Walls, con la contribución vocal de Cat Power, se construye sobre orquestaciones casi balcánicas, Volco.no es solemne como un track de Sea Change), sino en aligerar un atmósfera decadente con su maestría pop. pero no altera la idea de música de Beck. Está presente, pero no sustituye al maestro que dirige. Y luego, poco a poco, uno se da cuenta de lo complejas que son las texturas de Modern Guilt: Gamma Ray arranca brusco y distorsionado con una línea de bajo, guitarras y swing sesentero: está claro que Beck todavía sabe divertirse. Pero su verdadera fuerza no está tanto en inventar melodías familiares, diferentes e irresistibles (Walls, con la contribución vocal de Cat Power, se construye sobre orquestaciones casi balcánicas, Volco.no es solemne como un track de Sea Change), sino en aligerar un atmósfera decadente con su maestría pop. Gamma Ray comienza duro y distorsionado con una línea de bajo, guitarras y coii swing de los 60: está claro que Beck todavía sabe divertirse. Pero su verdadera fuerza no está tanto en inventar melodías familiares, diferentes e irresistibles (Walls, con la contribución vocal de Cat Power, se construye sobre orquestaciones casi balcánicas, Volco.no es solemne como un track de Sea Change), sino en aligerar un atmósfera decadente con su maestría pop. Gamma Ray comienza duro y distorsionado con una línea de bajo, guitarras y coii swing de los 60: está claro que Beck todavía sabe divertirse. Pero su verdadera fuerza no está tanto en inventar melodías familiares, diferentes e irresistibles (Walls, con la contribución vocal de Cat Power, se construye sobre orquestaciones casi balcánicas, Volco.no es solemne como un track de Sea Change), sino en aligerar un atmósfera decadente con su maestría pop.
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